Un accidente casero que por años entristeció el corazón de una bella
nigeriana, hoy es el motivo para salir adelante y enfrentar la vida con
ingenio.
Fotografía tomada de Instagram. |
Por: @carlomtorres
Para muchos el ser maquillista es
un arte, una oportunidad para probar suerte en el campo laboral o simplemente
un pasatiempo; sin embargo, para Shalom Blac, una joven nigeriana que a la edad
de 9 años fue víctima de un accidente con aceite que le quemó rostro, manos,
hombros y le tumbó toda su cabellera, el maquillaje se convirtió en una herramienta
para enfrentar el bullying en su escuela, y empoderarse de sí misma.
“Cuando vivía en Nigería, a la
edad de 9 años, mi madre era dueña de un supermercado que en las noches servía
como punto de venta de comidas rápidas. Ella misma freía los alimentos y mis
hermanas y yo le ayudábamos cuando salíamos de la escuela. Pero una noche en
especial me levanté como somnolienta y mi madre me dijo que me entrara a
dormir, y yo me regresé pasando por el interior del supermercado, cuando de
repente vi un gato de ojos verdes que merodeaba en la oscuridad del local y eso
me asustó mucho, por lo que decidí correr hasta esconderme debajo de la mesa
donde mi madre colocaba los productos con que cocinaba. Cuando ella terminó de
freír, alguien golpeó la olla con aceite caliente y todo ese líquido cayó en el
suelo y me salpicó”.
Fotografía tomada de Instagram. |
Shalom asegura que de inmediato
huyó del lugar gritando y llorando. El dolor que sentía la obligó a quitarse
con sus propias manos la piel del rostro y el resto del cuerpo. Dice mi familia
que dejé por el suelo mucha piel; qué gritaba invocando a Dios y el nombre del
pastor de la iglesia a la cual mi mamá asiste.
“Pedimos un médico, pero él no se
encontraba. Solo vino una enfermera que trató de hacerme curaciones, y en medio
de mi llanto yo pedía que si no venía el doctor, entonces que el pastor hiciera
oraciones por mí para que se me quitara el dolor. En esas, escuché un llanto
más agudo que el mío, fue cuando volteé a mirar a mi lado y vi a mi hermana
menor con el rostro también afectado, pues recuerdo que ella estaba a mi lado
cuando me salpicó el aceite. En seguida dejé de llorar, porque me impactó ver
el sufrimiento de ella, que tan solo tenía dos años de edad”.
Al superar médicamente este
desgarrador incidente, Shalom no quería salir de casa por temor a los
comentarios de las personas. No obstante, un día un niño que residía cerca suyo
la fue a visitar y al verla salió corriendo mientras gritaba de susto. Sus
padres le preguntaron qué le había pasado, y Shalom desde su hogar escuchó
cuando el pequeño decía que ella ya no era la misma, que parecía un monstruo.
“Era observada por niños y
personas mayores cada vez que salía. Me sentía como una estatua viviente que la
gente veía. Fui grosera con cualquier persona que se me quedara mirando. Maldije
a las personas y lloré en muchas ocasiones”, aseguró la ahora maquilladora a BuzzFeed (portal de noticias para Norteamérica).
Fotografía tomada de Instagram. |
Al crecer, la joven nigeriana
aprendió como ocultar las cicatrices en su cara con maquillaje, logrando un
cambio tan impresionante que el acoso que sufría en su escuela fue desapareciendo
paulatinamente, a tal punto que sus mismas compañeras de clase le pagaban hasta
$25 dólares para que las maquillara como ella.
Más tarde solicitó la visa
americana para dejar atrás su doloroso pasado, y comenzó una nueva vida como
maquilladora profesional, preparando a personalidades para alfombras rojas y
eventos nocturnos.
También cuenta con su propio
canal en YouTube, donde comparte consejos de belleza para mujeres que como ella
han sido víctimas de quemaduras en el rostro.
Fotografía tomada de Instagram. |