jueves, 16 de agosto de 2018

De regreso al mar



EL SOPLO DE UN VIENTO abrazador que golpea mi ventana me despierta sin piedad alguna a las 5:00 de la mañana. No es día de trabajo, sin embargo, sucumbo ante la encantadora invitación de la brisa que también golpea las puertas del apartamento que mi familia y yo rentamos por unos días en la ciudad de Santa Marta - Colombia.

Descalzo y sin preocupaciones encima, me asomo al balcón y logro apreciar que tímidamente el sol se asoma a lo lejos del mar, y con su brillo me permite detallar los hermosos colores del mar, las aves que revolotean sobre sus aguas esperando un rico pez qué comer, y lo habilidosos que son los pescadores en su rutina diaria de trabajo.

Ante una postal de éstas, me apresuro a buscar algo decente de vestir, alisto mi cámara fotográfica y, en compañía de mi padre recorremos con calma cada rincón del sector llamado El Rodadero.

El olor a pescado es inevitable, tanto o más como la alegría que me produce el regresar al mar luego de cinco años. Tiempo en el cual aprendí a valorar la riqueza natural de mi país, los espacios mágicos para sonreír con mis progenitores, y la sensación de ser cubierto por el surco de las olas del mar, mientras juego como niño al lado de mi hermana.

Fueron cinco largos años de espera, y hoy se ven recompensados con una maravillosa vista que no se escapa del lente de mi cámara que, a pesar de estar un poco trajinada, registra cada elemento que compone esta obra de Dios.

Increíblemente no sé para dónde ir luego de salir de las saladas aguas, pues a un lado tengo un pequeño muelle donde se trepan los atractivos cangrejos con su particular andar, y al otro extremo, grandes piedras agrupadas tan majestuosamente que, son perfectas para tomar un selfie que valga oro.

No obstante, de lo que sí estoy seguro es, que me siento tan feliz que mi corazón sabrá guardar con valentía estas imágenes que hoy mis ojos disfrutan, y que mañana mi memoria se deleitará en ellas.









Fotografías de @carlotorres_ en Instagram.
© Carlo Escribe
Maira Gall